Este será un breve bloc de notas. Ideas, pensamientos aislados, listas y comentarios que pudieron ser tuits (si no me hubiera cerrado la cuenta porque el cñor que maneja ese bisne nomás me da mucho repele).

Idea 1
Lo primero que me viene a la mente, es lo difícil que se siente escribir literatura. O bueno… eso imagino. Jamás lo he hecho de forma disciplinada.
Realmente impresionante eso de poder crear todo un universo escrito, crear tramas que no sean un reflejo tan obvio de tus traumas (nadie quiera que luego la demanden a una por compartir cosas de más), y hasta separar todo ese show en capítulos.
No aburrirse de la historia. No desistir en el debraye. Pero bueno, a ver si algún día.
Idea 2
Luego me acuerdo de algo sobre lo que quise escribir en su momento, pero no hallé el cómo presentarlo ni formularlo. El chiste es que recuerdo cómo hasta hace unos meses el asistir a comprar café era un evento de lo más transaccional para mí.
Vas, eliges, ordenas, recibes, te vas. Los baristas cambian constantemente, pero no tu orden (latte mediano, leche deslactosada, «Ana» cuando la cafetería está vacía, «Elisa» cuando hay muchas mujeres en la fila porque qué nombre de lo más común).
Y pues sí, ser barista: siempre un trabajo de medio tiempo; una labor de lo más honrada, pero de lo más mal pagada, y con una rotación que jijodesú.
Pues ahí tienen que un día de mayo finalmente conseguí un honor que solo los consumistas cafeteros de confianza logramos con disciplina y gasto hormiga al por mayor (sin miedo a la aportación mínima a la Afore wuuu).
Después de algunos meses de asistencia frecuente, la barista de mi cafetería de confianza (a quien en adelante referiré como «mi barista») finalmente me preguntó lo que todos los clientes asiduos a un negocio esperamos que se nos pregunte en su momento (además de ser acreedores a recibir el correspondiente calendario o bolsa brandeada del changarro).
Antes de poder enunciar mi orden de lattes con leche deslactosada calientes, mi amiga personal la barista enunció: «¡Hola Ana! ¿lo de siempre?»
No lo podía creer. Estupefacta.
En fin. Hay días en los que sí creo en la humanidad.
Idea 3
Hace unos meses también, una de mis mejores amigas fue patrocinadora de un momento que no puedo denominar si no es como de «medias de abejita», regalándome uno de los objetos más preciados de la cultura mexa chilanga: mi propio changuito mión de Chapultepec.
Un precioso lémur, color azul como el mar azul, como el azul del cielo nació entre los dos. Unos bellos ojos cubiertos con unas gafas oscuras de lo más chic y en tendencia…
Realmente me hacía ilusión tener mi propio changuito mión. Algo tienen esos monitos que los hacen verdaderamente especiales. Y si no me creen, solo chéquense el dato de que ya hasta guarderías les instalaron en Chapultepec (mejor sistema de cuidados tienen esos changos que un niño en guardería del IMSS).
Hacía no mucho, algún ser me acusó implícitamente de naca por pedirle cumplir el ritual del amor de Chapultepec conmigo, conllevando la correspondiente adquisición de nuestros changuitos miones con colita entrelazada (y eso que ya no sugerí subirnos a las lanchitas ni pintarnos la cara como minions).
Aunque en su momento apliqué la de «Ahh jajaja, obvio era broma» cuando la persona en cuestión nomás no cedió, creo que lo hice más para aferrarme a ese amor no correspondido tal y como los changuitos miones se aferran a tu cabeza.
La cosa es que ni siquiera valía la pena aferrarse a esa cabeza, y como siempre, nunca falta esa amiga que sin esforzarse ni pensarlo mucho, te hace ver que quien te quiere en serio, sí va a entender la fuckin vibra.
Plot twist: El momento medias de abejita no me duró ni una hora, y terminé regalando mi changuito mión a un niño que me lo pidió en un camellón de Polanco.
Idea Final
Qué mendiga obsesión con los labubus.
Quiero uno, pero no quiero pagar por él.
Pero o sea, sí me caen bien.
¿Me tatuaría uno? Nunca digas nunca.
¿Me compraría uno pirata? Quizá el de Coca-Cola.
No juzgo a quien lleva un labubu en su bolsa.
Uno: lo acepto
Dos: te respeto
Muchos en la cuerda: te aplaudo, me quito el sombrero
Ya en serio, si alguien sabe en dónde puedo conseguir un labubu pirata o de esos tuneados (esos a los que les hacen gelish y les aplican microblading, por ejemplo), ¿me pasa el link, por fa?
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